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jueves, 8 de febrero de 2018

SOMBRA AQUÍ Y SOMBRA ALLÁ

Inquietante la propuesta de ENTC de  este mes. de esas fotografías que te dan vuelta la cabeza del revés como a esa niña y te dejan mal cuerpo para todo el día.
Esta es mi propuesta. Pasen, pónganse cómodos y lean. 

Fotografía de Tom Waterhouse

LOS ÚLTIMOS

Desde que los niños desaparecieron, la ciudad se ha llenado de un silencio denso y casi masticable. Todos hacemos como que es normal. Pero no lo es. Como tampoco es normal ese olor a adulto que lo impregna todo. Ya no huele a caramelos de cereza ni a goma de borrar de nata. Huele a desinfectante y a coche nuevo. A laca de uñas y a consulta de dentista. Aún así, a veces, puede sentirse su presencia. A mí me ha pasado. Cuando eso sucede, me giro, incrédulo, para tropezar con su sombra tatuada en una pared. No son más que eso. Sombras. Nos esforzamos por seguir con nuestras vidas, aparentando normalidad. Por eso del qué dirán. Y nos levantamos, nos vestimos, salimos a las calles, ignoramos su ausencia, comemos, bebemos, bailamos, reímos e incluso hacemos el amor. Eso sí, a desgana, porque sabemos que nuestro semen se derrama ahora sobre vientres estériles. En unos años, los habremos olvidado. Nos habremos acostumbrado a esas sombras, a esos olores y a ese silencio que sustituyó a sus gritos de socorro, y que ignoramos con cobardía. Ese silencio que se desparramará sobre nuestras tumbas. Esas sobre las que nadie llorará.