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domingo, 15 de enero de 2017

AÑO NUEVO...RELATOS NUEVOS

Un año más. El cuarto de este blog, que agoniza, y se asoma a la superficie boqueando, luchando por no morir. Qué abandonado lo tengo. Menos mal que Esta noche te cuento me obliga a escribir. Tengo pendientes muchas crónicas (principalmente la de mi segunda final anual de REC), pero me temo que cada día soy más vaga. En fin. Os dejo con mi participación bimestral en ENTC. Tema: Perros y/o gatos.
Y yo me he sacado otro protagonista de la manga: El semáforo:


 

Como los gatos.
Yo era uno de los pasajeros del Yak-42. Esa fue mi quinta muerte. Y fue muy traumática. Mala, lo que se dice mala, no. Rápida. Indolora. Pero estúpida y evitable. No como la primera. La primera, la del semáforo, esa sí que no pude evitarla. La segunda la malgasté con la heroína. La tercera fue un atropello común. De nuevo fue culpa de un semáforo. La cuarta fue la más devastadora. Leucemia. La quinta… De la quinta ya he hablado. La sexta fue producto de las estadísticas. Soy uno de esos gilipollas que se parten el cuello al resbalar en la ducha. Así que he comenzado este año, como el resto de los humanos. Con las horas contadas. Convencido de que esta vida, la última, la disfrutaría al máximo. 
Pero no contaba contigo.
Te vi a lo lejos. En el semáforo de Callao. Al igual que aquella tarde. Con un abrigo rojo, y tu pelo trigueño un poco más largo. Estabas más delgada. Pero eras tú. Al verte, el corazón se me salió del pecho. Se me paró de repente. Y quince años después, el muy estúpido, volvió de nuevo a partirse, dolorosa e inevitablemente, en dos.